Vida y Dignidad Humana
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«La Iglesia Católica proclama que la vida humana es sagrada y que la dignidad de la persona es la base de una visión moral para la sociedad. Esta creencia es el fundamento de todos los principios de nuestra enseñanza social.»
Conferencia de Obispos Católicos Estadounidenses, Los Siete Temas del Enseñanza Social Católica
La Oficina de Vida y Dignidad Humana colabora con parroquias, ministerios, la Conferencia Católica de California, la Conferencia de Obispos Católicos Estadounidenses, las Caridades Católicas, Catholic Relief Services y otras organizaciones de justicia social y entre religiones para abordar y apoyar los principios de la Enseñanza Social Católica.
Enseñanzas de la Iglesia
La enseñanza social de la Iglesia es un rico tesoro de sabiduría sobre la manera de construir una sociedad justa y vivir una vida de santidad en medio de los desafíos de la sociedad moderna. La enseñanza social católica moderna ha sido articulada por medio de una tradición de documentos papales, conciliares y episcopales.
Leyendo directamente estos documentos se pueden entender mejor la profundidad y la riqueza de esta tradición. En estas breves reflexiones, nos gustaría destacar varios de los temas clave que se encuentran en el mero centro de nuestra tradición social católica.
Esto resumen debe ser un punto de partida para aquellos interesados en la enseñanza social católica. Se puede obtener un entendimiento completo por leer los documentos papales, conciliares y episcopales que forman esta tradición rica. La Conferencia de Obispos Católicos Estadounidenses tiene más recursos.
LA VIDA Y LA DIGNIDAD DE LA PERSONA
La Iglesia Católica proclama que la vida humana es sagrada y que la dignidad de la persona es la base de una visión moral para la sociedad. Esta creencia es el fundamento de todos los principios de nuestra ensenanza social. En nuestra sociedad, la vida humana está bajo el ataque directo del aborto y la eutanasia. La vida humana está amenazada por la clonación, las investigaciones sobre las células madre embrionarias y por la aplicación de la pena de muerte. El poner intencionalmente la mira en la población civil durante una guerra o un ataque terrorista siempre está mal.
La enseñanza católica nos llama siempre a hacer todo lo posible para evitar una guerra. Las naciones deben proteger el derecho a la vida encontrando maneras eficaces para evitar los conflictos y para resolverlos por medios pacificos. Creemos que toda persona tiene un valor inestimable, que las personas son más importantes que las cosas y que la medida de cada institución se basa a en si amenaza o acrecienta la vida y la dignidad de la persona humana.
EL LLAMADO A LA FAMILIA, A LA COMUNIDAD Y A LA PARTICIPACIÓN
La persona no sólo es sagrada sino tambien social. La manera en que organizamos nuestro sociedad-en lo económico y lo político, en leyes y políticas-afecta directamente la dignidad humana y la capacidad de los individuos para crecer en comunidad. El matrimonio y la familia son las instituciones centrales de la sociedad y éstas deben ser apoyadas y no minadas. Creemos que todas las personas tienen el derecho y el deber de participar en la sociedad buscando juntas el bien común y el bienestar para todos, especialmente para los pobres e indefensos.
LOS DERECHOS Y DEBERES
La tradición católica enseña que se puede proteger la dignidad humana y se puede establecer una comunidad saludable sólo si se respetan los derechos humanos y se cumple con los deberes. Por lo tanto, toda persona tiene un derecho fundamental a la vida y un derecho a todo lo necesario para vivir con decencia. A la par de esos derechos, hay también deberes y responsabilidades-de unos a otros, hacia nuestras familias y hacia la sociedad en general.
LA OPCIÓN POR LOS POBRES E INDEFENSOS
Una prueba moral básica es cómo les va a los miembros más indefensos. En una sociedad marcada por divisiones cada vez más agudas entre ricos y pobres, nuestra tradición recuerda la historia del Juicio Final (Mt. 25:31-46) y nos enseña a preocuparnos primero por las necesidades de los pobres e indefensos.
LA DIGNIDAD DEL TRABAJO Y LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES
La economía debe servir al pueblo y no al revés. El trabajo es más que una forma de ganarse la vida, es una forma de participar continuamente en la creación de Dios. Si hay que proteger la dignidad del trabajo, entonces debe respetarse los derechos básicos de los trabajadores-el derecho a un trabajo productivo, a salarios adecuados y justos, a organizar sindicatos y a unirse a ellos, a la propiedad privada y a la iniciativa económica.
LA SOLIDARIDAD
Somos una familia humana cualesquiera que sean nuestras diferencias nacionales, raciales, étnicas, económicas e ideológicas. Somos los custodios de nuestros hermanos y hermanas dondequiera que se encuentren. Amar a nuestro prójimo tiene dimensiones globales en un mundo cada vez más pequeño. En el mero centro de la virtud de la solidaridad está la búsqueda de la justicia y la paz. EI Papa Paulo VI nos dijo: «si quieres paz, trabaja por la justicia». El Evangelio nos llama a ser pacificadores. Nuestro amor por todos nuestros hermanos y hermanas exige que fomentemos la paz en un mundo rodeado de violencia y conflicto.
EL CUIDADO POR LA CREACIÓN DE DIOS
Nosotros mostramos nuestro respeto por el Creador cuidando la creación. El cuidado por la tierra no es sólo un eslogan para el Día de la Tierra; es un requisito de nuestra fe. Estamos llamados a proteger a las personas y al planeta viviendo nuestra fe en relación con toda la creación de Dios. Este desafío ambiental tiene dimensiones morales y éticas fundamentales que no pueden ser ignoradas.
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