“The Contemplative Vocation: A Life of Service to the Church”

Homily, 4th Sunday of Lent, Year “A”
Mass of Temporary Profession of Vows of Sr. María Grace de la Dolorosa, A.P.

Summary in Spanish

El relato de Jesús sanando al ciego de nacimiento que acabamos de escuchar proclamado en el evangelio para este cuarto domingo de Cuaresma nos presenta abundantes lecciones muy ricas en significado. En primer lugar, el ejemplo de la sanación del ciego de nacimiento contrasta fuertemente con el de los fariseos, marcados como están por la ceguera espiritual. Eran los expertos en su religión, por lo que deberían haber sabido más que nadie quién era Jesús; sin embargo, estaban tan consumidos con su propio poder que no lo hicieron. Más bien fue el ciego de nacimiento quien lo reconoció.

En el mundo antiguo de los tiempos bíblicos, la gente creía que la enfermedad física era el resultado del pecado, no solo del propio pecado, sino que también podía ser un pecado heredado de los antepasados. Piensen, entonces, en cómo debe haber sido para este hombre que nació ciego: se creía que era una manifestación del pecado, de alguna manera maldecido, y por lo tanto excluido de los círculos educados de la sociedad. Observen cómo ni siquiera se menciona su nombre en esta historia. Era un don nadie, reducido a mendigar toda su vida. Y sin embargo, es él para quien Jesús obra un milagro de amor. Reconoce que, a diferencia de los fariseos, hay bondad en este hombre, hay una disposición inconsciente a creer. Y así trae la curación completa, tanto espiritual como física.

Este es el patrón constante de Dios de actuar, como queda muy claro en la Biblia. Lo vemos en el ejemplo de la vocación de David para ser el rey de Israel: el menos esperado, ni siquiera presente en el sacrificio con su padre y siete hermanos sino más bien apacentando las ovejas, olvidado; y sin embargo, él es el que Dios llama para ser el rey de su pueblo. Lo vemos también en el ejemplo de la Sagrada Familia: una familia sencilla, de clase trabajadora, una humilde virgen y un hombre reservado y trabajador, con su Hijo que es Dios pero desapercibido para todos, viviendo en un pueblo insignificante.

No podemos dejar de notar, también, cómo Dios continúa obrando de esta manera en nuestro propio tiempo. En esta feliz ocasión de los votos temporales de Sor María Grace, vemos cómo Dios ha obrado así en su propia vida, una vida marcada por sus propios desafíos y penurias: su madre, al enviudar cuando Sor María Grace era aún una niña, se quedó con dos hijas para criar cuando era una joven madre ahora soltera; las dificultades de luchar con las amenazas de la pobreza; separación familiar por las necesidades de trabajar para mantener a la familia, y todo el dolor que eso implica. Y sin embargo, ha sido precisamente esta experiencia de sufrimiento la que ha llevado a Sor María Grace a discernir su llamada, y hacer tan hermoso regalo de su vida a Dios.

Como aclara el rito de la profesión de votos, la vocación de; que se consagra a la vida contemplativa es la del servicio a la Iglesia, sobre todo, de la oración por la Iglesia, vida dedicada exclusivamente a la intercesión por el pueblo santo de Dios, para que sea verdaderamente santo, y que viva su propia consagración bautismal en sus vocaciones particulares. La vocación contemplativa sirve también como testimonio vivo e inspiración para todos los fieles, recordatorio constante de la centralidad de Cristo en la vida de cada discípulo, marcada como está su vocación por una profesión visible y pública de los consejos evangélicos y comprometiéndose a la vida en Cristo según la regla de su comunidad.

La vocación de las Hermanas de la Adoración Perpetua es un regalo muy necesario para la Iglesia en este momento, y su presencia aquí en nuestra Arquidiócesis es una fuente de abundante gracia para nosotros. Gracias. Hermanas, por el don que son, y que Dios les siga multiplicando con muchas santas y fervientes vocaciones en los años y décadas por venir, para el florecimiento de su comunidad, la santificación de nuestra Arquidiócesis, y la renovación de la Iglesia en todo el mundo.